Y entonces por mi mente se cruzó esa idea espeluznante que me dolió hasta el alma. La idea de ser lastimada nuevamente, de ser decepcionada, y el miedo se apoderó de mí. Porque cuando te hieren, la marca perdura. La cicatriz aún se nota a pesar de que la herida haya sanado. Y el miedo a que lo vuelvan a hacer, aparece a cada rato, en cada mirada, en cada te quiero.
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